Causar daño a nuestro cuerpo de manera intencional, reta nuestro entendimiento y es un desafío al instinto de supervivencia. A pesar de esto, es muy común entre púberes, adolescentes y adultos jóvenes.
Según un estudio de la “British Journal of Clinical Psychology”, un 27% de los adolescentes han realizado en alguna ocasión conductas de tipo auto-lesivas (cutting)
En el Manual Estadístico y Diagnóstico de los Desórdenes Mentales (DSM-V) este tipo de conducta está catalogada como Autolesión no suicida. Se define como el acto de dañar deliberadamente el propio cuerpo, destruyendo el tejido corporal como por ejemplo con cortaduras o quemaduras. Normalmente, no pretende ser un intento de suicidio sino una forma dañina de enfrentar el dolor emocional, la ira intensa y la frustración.
Algunos signos y síntomas de este trastorno son:
Heridas/quemaduras en el cuerpo
Mantener cerca objetos afilados
Uso de mangas largas/pantalones largos incluso en climas calientes
Dificultades en las relaciones interpersonales
Frecuentes “accidentes” corporales
Comentarios de baja autoestima
Impulsividad e inestabilidad emocional
ENTENDER POR QUÉ PASA
Existen muchas razones que llevan a cada persona a hacerse daño, te comparto 7 motivos comunes que se han podido evidenciar en este tipo de comportamientos:
Falta de regulación emocional
Deseo de control
Exceso de autocrítica
Insatisfacción personal
Baja autoestima
Autocastigo
Liberación de estrés/presión
QUÉ PODEMOS HACER
Una persona con trastorno de autolesión no suicida, necesita ayuda psicológica, hay claves importantes al trabajar psicoterapeuticamente en este tipo de casos, algunas de ellas te las comparto:
Identificación de las raíces de la autolesión: Poder conocer y tomar consciencia de los problemas de base es uno de los pasos necesarios para evitar o eliminar esta conducta.
Entrenamiento en gestión emocional: Conocer, identificar, nombrar, expresar y manejar TODAS las emociones, especialmente aquellas que desencadenan el impulso de hacerse daño.
Motivación al cambio: Debe surgir un deseo de transformación de la manera como se están manejando los conflictos y la persona debe estar convencida del riesgo que acarrean las autolesiones.
7 ESTRATEGIAS ÚTILES
Llevar un diario de emociones: Acercarse día a día a conocer el mundo emocional, registrando todo lo que se siente, poniéndole un nombre y anotando como se expresa cada emoción.
Reconocer los disparadores (triggers): Es importante entender qué situación, persona, lugar, etc. genera el impulso de hacerse daño. Luego hay que tratar de evitarlos o buscar formas de manejarlos.
Cambiar de ambiente: Al sentir el impulso, salir del lugar, para distraer y también debido a que las personas que se infringen daño lo hacen en un sitio específico, con objetos que tienen cerca.
Abrazar algo o alguien: acariciar es reconfortante, los abrazos simbolizan afecto y amor (puede ser un oso de peluche, mascota, etc.) y esto puede desviar y neutralizar el deseo de lesionarse.
Hablar con una persona: que esté al tanto del problema de auto daño y a quien se le tenga total confianza; el hecho de ventilar el deseo o hablar de algo diferente, disminuye el riesgo de lesión.
Sustituir el acto de daño: Engañar la mente y en vez de cortar o quemar una zona del cuerpo, masajearla fuertemente sin hacer daño o colocar algo muy frío o congelado. (como por ejemplo hielo).
Estimular todos los sentidos: Al sentir el impulso de hacerse daño, desviar la atención, por ejemplo comer algo de sabor fuerte, ver algo divertido en celular, oler algo intenso que guste, etc.
No debemos minimizar la importancia y peligro de las autolesiones ya que han sido reconocidas como un factor de riesgo para el suicidio.
Si tú o alguien que conoces está pasando por este tipo de situación, busca ayuda profesional, los tratamientos psicoterapéuticos y psicofarmacológicos han sido comprobados con evidencias científicas como muy efectivos.
Si deseas profundizar en este tema o hacer una consulta psicológica desde cualquier parte del mundo, estoy disponible, puedes contactarme hoy mismo.
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